La vida dedicada a la conservación está llena de obstáculos pero también de logros y esperanza.
La zona de los Yungas es un área rodeada de belleza natural inimaginable con biodiversidad única y gente dedicada a proteger los bosques a través de actividades productivas sostenibles, participación activa en sus comunidades y liderazgo.
A continuación te presentamos tres historias de vida que nos inspiran a seguir sus pasos en la conservación de bosques y reservas de agua.
Del caos de la ciudad a la calma de las serranías: Elizabeth Farfán Uria, presidenta del comité de gestión de Serranías del Mururata
Yanacachi es un municipio que se caracteriza por su arquitectura colonial rodeada de serranías majestuosas, sus calles en subida y bajada permiten apreciar aún más la increíble belleza de sus paisajes. Uno de los lugares más acogedores de Yanacachi es la cafetería de Elizabeth Farfán Uria, de sonrisa cálida y espíritu hospitalario, recibe turistas y locales en Wiñay Wayna, nombre elegido para su cafetería y que está inspirado en una especie de orquídea propia de la zona y también tiene que ver con el camino del Inca.
“Lo más importante es que la gente de las comunidades comprenda la importancia del área protegida y el impacto positivo que tiene y tendrá en su vida cotidiana y productiva”
Elizabeth Farfán nació en la comunidad de Chojlla en el Municipio de Yanacachi, pero desde muy pequeña vivió con su familia en la ciudad de La Paz, donde realizó sus estudios y carrera profesional en el rubro de gestión de riesgo. Durante la pandemia del 2020 regresó junto a sus padres a Yanacachi y sin planificar demasiado se quedó de manera permanente. Elizabeth sueña con ver crecer a su municipio, ubicado casi al final del camino del Takesi una ruta precolombina que conforma el Qhapaq Ñan una gran red de caminos declarada Patrimonio de la Humanidad, lo que significa que posee gran atractivo turístico pues recorrerlo significa descubrir la esencia de la Cordillera Real. En ese sentido, Yanacachi puede aprovechar al máximo su potencial ecoturístico.
Elizabeth dejó el ritmo de vida caótico de la ciudad de La Paz para mudarse a la tranquila Yanacachi, sin embargo su experiencia en trabajos institucionales la motivó a involucrarse en el comité de gestión del Área Protegida Municipal: Reserva de Agua y Ecosistemas Montanos Serranías del Yanacachi. Gracias a su capacidad de liderazgo, Elizabeth fue elegida por su comunidad para representarlos y posteriormente ser elegida como la presidenta del comité de gestión. Su paciencia y amabilidad le facilitan la labor de socialización del plan de manejo pues ella confía en el proceso y sus resultados a largo plazo. “Lo más importante es que la gente de las comunidades comprenda la importancia del área protegida y el impacto positivo que tiene y tendrá en su vida cotidiana y productiva” manifiesta Elizabeth con un destello de esperanza en sus ojos.
La creación de un área protegida también significa progreso para las comunidades gracias a los Acuerdos Recíprocos por Agua (ARA) que permiten un intercambio de beneficios, es decir los comunarios que tienen terrenos en el área protegida se comprometen a conservarla a cambio de incentivos productivos. Así fue el caso de la familia de Elizabeth que recibieron insumos e indumentaria para la apicultura y desde entonces su familia produce miel tanto para consumo propio como para su comercialización.
Elizabeth reconoce que a pesar de que estos espacios de dirigencia suelen ser ocupados por una mayoría de hombres, ha conocido mujeres muy inspiradoras con grandes habilidades de liderazgo pues las mujeres aportan otra perspectiva a las problemáticas que se tratan en las reuniones y propuestas de soluciones a las mismas. Para Elizabeth, comprometerse con la conservación es una forma de dejar un legado para las futuras generaciones.
La pasión por la conservación se convierte en legado: Maritza Quintanilla, productora de café de la comunidad San José de Chicalulo, Coroico
Si hablamos de una vida de servicio y compromiso a la conservación, entonces debemos hablar de la señora Maritza Quintanilla de la comunidad agraria San José de Chicalulo del Municipio de Coroico. Sobre uno de los cerros cubiertos de bosque, encontramos una acogedora y hermosa casa con una vista privilegiada. Al llegar se puede sentir el delicioso aroma a café y a lo lejos, desde su terraza, se aprecia la sonrisa contagiosa de Maritza Quintanilla.
Su casa es una parada obligatoria para turistas que buscan aventuras en el camino de la muerte o que hacen trekking en los majestuosos cerros de los Yungas. Para recuperar las fuerzas y seguir el viaje, el café de la señora Maritza es un infaltable, pues ella misma cultiva su propio café hace muchos años y ahora lo hace en colaboración con su hijo Mauro Tejerina.
“Se habla mucho de la madre tierra, pero hacemos muy poco por ella”
Maritza es una convencida de la importancia de la conservación de ecosistemas, por eso colabora con la Fundación Natura Bolivia en socializar con las demás personas de su comunidad el impacto positivo de la RACEM Río Negro y el papel fundamental que juega para el abastecimiento de agua. “Se habla mucho de la madre tierra, pero hacemos muy poco por ella” expresa Maritza con preocupación.
Una de las grandes amenazas para los ecosistemas de la zona son los asentamientos mineros y la falta de regulación de sus actividades, así como también las quemas o chaqueos que dañan la flora y fauna y perjudican el ciclo del agua.
Maritza es una gran impulsora de las actividades productivas sustentables como por ejemplo la producción de café que es muy popular en esa zona y de hecho el café yungueño es el más cotizado del país. “¿Qué es tener un árbol? ¿Para qué nos sirve?” pregunta de manera retórica Maritza pues ella conoce muy bien las funcionalidades de los árboles y sobre todo del bosque como principal fábrica de agua.
Actividades productivas sostenibles por un futuro mejor: Mauro Tejerina, apicultor y guía turístico de San José de Chicalulo, Coroico
Ciertas pasiones se heredan, ese es el caso de Mauro Tejerina, hijo de Maritza Quintanilla, ambos de la comunidad de San José de Chicalulo del Municipio de Coroico. Mauro es guía turístico en las actividades de trekking que ofrece él mismo en los cerros ubicados atrás de su casa, pero su verdadera pasión es la apicultura. Él podría quedarse horas y horas hablando del trabajo maravilloso de las abejas y de las grandes propiedades de la miel. Ha estudiado de manera exhaustiva y autodidáctica las especies de abejas y su forma de trabajo. Ahora, produce grandes cantidades de miel que comercializa en la zona urbana del municipio.
«El medio ambiente ha estado antes que nosotros, en ese sentido el calentamiento global, las sequías y demás desastres están relacionados al mal manejo que hemos hecho de nuestros recursos, ríos, cuencas y por eso es importante trabajar en la conservación”
Mauro es padre joven y tiene mucha esperanza en heredarle a su bebé una vida con aire limpio y agua pura. “El medio ambiente ha estado antes que nosotros, en ese sentido el calentamiento global, las sequías y demás desastres están relacionados al mal manejo que hemos hecho de nuestros recursos, ríos, cuentas y por eso es importante trabajar en la conservación” indica Mauro con ímpetu.
Además de dedicarse a la apicultura y al ecoturismo de aventura, Mauro está muy involucdrado en la creación del plan de manejo de la RACEM Río Negro. “Nos ha ayudado bastante a entender dónde estamos ubicados y de la importancia de esta ubicación. Nos ayuda a conocer los límites de la reserva y su rol en la conservación de ríos y ojos de agua” expresa Mauro respecto a la necesidad de estar involucrados como comunidad en la creación del plan de manejo, pues los pobladores de las comunidades son los protagonistas que harán realidad la conservación de estas áreas naturales y reservas de agua.
Bosques que dan agua, agua que da vida
Las áreas protegidas de la zona Norte de los Yungas sufren distintas amenazas como el extractivismo, los campamentos mineros, las quemas o chaqueos descontrolados, entre otros. Sin embargo estas historias de vida nos demuestran que hay pobladores comprometidos con la conservación de los bosques yungueños y que comprenden perfectamente la importancia de las áreas protegidas municipales para la protección, no solo de su abundante fauna y flora, sino de sus ojos de agua porque los bosques sanos son la principal fuente de abastecimiento del líquido vital. Elizabeth, Maritza y Mauro cuidan los bosques porque: Bosques que dan agua, agua que da vida.