Eulogio Manaira nos da la bienvenida con una gran sonrisa, la cual es grata recibir tras casi tres horas de viaje por un camino nada favorecedor y deteriorado por la lluvia. Eulogio es el actual Capitán (Mburuvicha) de Tayasurenda, una comunidad guaraní con no más de 10 años, que nació como un campamento temporal para tener control sobre el ganado.
Las comunidades guaraníes del Chaco boliviano han adquirido nuevas prácticas y formas de vida traídas de fuera, como la ganadería. Pero han adaptado esta práctica a sus valores, dando lugar a una forma de ganadería comunitaria en la que se colabora, se comparte el trabajo y los beneficios entre todos. A Tayasurenda acude cada noche el ganado para descansar e hidratarse. En este espacio colaboran todos los miembros, el manejo que se hace del ganado es más rudimentario pero a la vez más sostenible.
Pero lo que sin duda, hace especial a esta comunidad es que forman parte del primer programa de “Monitoreo con pobladores locales”, liderado Fundación Natura Bolivia y que es básicamente un proyecto piloto, que busca hacer partícipes a las comunidades de la gestión de su territorio. A dos años de su inicio, esta primera experiencia en Tayasurenda, comunidad ubicada del Área de Vida Guajukaka, ya está obteniendo sus primeros resultados.
Durante esta visita conocimos cómo Don Eulogio Manaira y otros monitores han aprendido esta forma de monitoreo local, que les permite conocer la fauna, las amenazas y otra información de gran valor para el área protegida. Para ello el Mburuvicha, durante una pequeña reunión de presentación, nos explicó de forma detallada el proceso de monitoreo, las herramientas que utilizan y el proceso de recolección de datos. Una vez finalizada esta introducción, partimos a recorrer la zona.
Don Eulogio recorre el sendero de tierra con un smartphone en la mano, en busca del rastro que algún animal. Hoy, el sol nos da un respiro, unas cuantas nubes grises sobre el cielo, han apaciguado a los intensos rayos de sol que suelen abrasar el chaco. Mientras intentamos seguirle el paso, Eulogio se detiene repentinamente. Se pone en cuclillas para observar lo que parece ser una huella en el sendero de tierra.
“¡Sí es una huella!”, responde ante nuestras miradas curiosas. Con el smartphone en mano, hace una fotografía del registro y nos explica de forma detallada el proceso para registrar el hallazgo. Eulogio agrega «Una vez que tomada la fotografía, la aplicación me pide seleccionar la especie y el número individuos identificados».Una vez completados estos datos, sólo hay que guardarlos y se envían a una base de datos, junto con la ubicación y hora exactas del registro.
El gran chaco boliviano es un territorio extenso y agreste, en el que las poblaciones nativas que han vivido durante cientos de años, no sólo se han adaptado a sus duras condiciones, sino que han logrado conocerlo a profundidad y generar saberes. Este proyecto pretende revalorizar sus conocimientos del territorio y generar un base de datos, que nos permita conocer con mayor detalle, los factores bióticos que interactúan en el territorio. Y de esta forma generar estrategias específicas que salvaguarden la integridad de las áreas e incluso predecir amenazas.