Autor: Milton Huayrana, Director de Institucionalidad de la Fundación Natura Bolivia
Pareciera ser ya normal que los cruceños cada año en estas épocas, tenemos que sufrir las consecuencias de los incendios forestales que no dan tregua a los bosques. Con mayor frecuencia e intensidad, el fuego continúa arrasando ecosistemas claves para la vida de las personas, como es el caso del Norte Integrado, Los Valles, el Chaco, la Chiquitanía y el Pantanal, así como los bosques de la Amazonía boliviana. En ese contexto, solo para recordar y con ello, ojalá podamos abrir los ojos, el corazón y posicionarnos ante esta problemática para así lograr el compromiso de quienes tienen el rol y el mandato de cumplir y hacer cumplir las leyes.
Hablo de los que gobiernan al país, a quienes me permito recordarles que tienen la responsabilidad de proteger a las personas y a la madre tierra, que en el 2019 ya se perdieron aproximadamente seis millones de hectáreas y de ahí en adelante más, las cifras de hectáreas quemadas por año continúan. A la vez que expertos y especialistas señalan que esta situación se agravará por consecuencia del fenómeno del Niño, como ya se evidencia en gran parte del país, en el que más de una centena de municipios se vienen declarando en emergencia por perdidas en cultivos, falta de agua, y también por los incendios forestales en el caso de tierras bajas.
Este año no parece diferente a los otros, dado que nuevamente Santa Cruz continua siendo uno de los departamentos más afectados, donde se están registrando grandes incendios forestales en sus bosques productores de agua, reguladores del clima, donde viven comunidades indígenas, campesinos y una biodiversidad envidiada por el resto del mundo.
Que molesto decir nuevamente estamos frente al problema de los megaincendios. Bajo estas condiciones climáticas, con una sequía prolongada, estamos ante una nueva catástrofe. El fuego continúa y en los días, meses o años siguientes parece no cambiar el panorama.
La esperanza de que se puedan controlar los incendios esta puesta en las lluvias que se pronostican para los próximos días, pero con la presencia del fenómeno del Niño, aún se teme lo que pueda suceder en los próximos meses, que se preveen serán los más críticos.
Pero, ¿quienes provocan los incendios forestales?, algunos culpan a las actividades de chaqueo (quema de vegetación para habilitar terrenos para la siembra) que al parecer se ha convertido en la principal causa de los incendios forestales en el país, sin embargo es bueno recordar que los incendios forestales pueden darse también por quemas de pasturas para el rebrote de pasto para ganado, rastrojos en derecho de vía, quema de basura, descuido en las prácticas de extracción de miel, fogatas mal apagadas en actividades de caza y pesca, y así hasta la quema de basura doméstica, en las condiciones de temperatura y humedad actuales pueden detonar los más grandes incendios.
Pero volviendo a la causa mayor o central por decirlo así, el paquete de leyes, decretos y normas que favorece el desmonte de áreas boscosas con el fin de habilitarlas para la producción de cultivos, emitidos en los últimos 18 años, que han permitido las quemas y el cambio de uso de suelos en territorios boscosos. Es una situación recurrente, todos los años en estas fechas, julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre presenciamos la quema de bosques y con ello perdemos la esperanza de dejar un ambiente sano a nuestros hijos.
Ya al parecer nos vencieron quienes no quieren un futuro sostenible, y como rezan los pseudopolíticos de turno, con una madre tierra sana que siga brindándonos todas las funciones ambientales que desde niños aprendemos en la escuela y que en nuestro cotidiano vivir nos repetimos en voz alta, ¨que los bosques no dan vida¨ y es un deber cuidarlos.
A los que tienen la obligación en su rol de autoridad de las diferentes instituciones llamadas por ley a atender estos temas, ¡hagan su trabajo!.
El paquete de leyes incendiarias y los proyectos que promueven su implementación, aun se pueden detener y cambiar dado que no está escrito en piedra, y con ello mostrar algo de respeto por la vida de los bolivianos.