Al norte de La Paz, en el municipio de Coroico, 30 líderes de distintos municipios se reunieron para asistir a la Escuela ARA, que busca enseñar paso a paso la implementación de Acuerdos Recíprocos por Agua. A esta instrucción asiste Alejandro Soto quien llegó desde Guanay a 142 kilómetros de distancia.
Alejandro es un agricultor que forma parte de la población indígena Leco, originaria de la Amazonía boliviana, él vive en la comunidad de Candelaria y hace algunos meses se convirtió en un nuevo guardián de sus bosques y fuentes de agua al comprometerse, junto a su comunidad, a conservar 817 hectáreas de bosque a través de los Acuerdos Recíprocos por Agua.
Sin embargo, este compromiso con el cuidado de la naturaleza no nace como una inquietud reciente, Alejandro trabajó desde niño como agricultor, como sus padres le enseñaron y se formó en talleres para realizar una agricultura sostenible. Hoy Alejandro cultiva cacao, café, plátano, yuca, y vive de eso. Orgulloso menciona que él, a diferencia de sus amigos y familiares, nunca trabajó en la minería, que es la principal actividad de Guanay, porque el sabe del daño que esta ocupación causa a las aguas de su región.
“Soy consciente de la importancia del cuidado de los bosques para que no falte el agua. Con mi hermano no deforestamos; plantamos bajo los árboles y solo usamos una pequeña parte de las tierras que tenemos” menciona Don Alejandro al referirse a sus actividades agrícolas y al cuidado de sus vertientes que son las que les proporcionan de agua para su consumo y para sus actividades productivas.
Construyendo el sistema de acceso al agua para Candelaria
Poli tubos, cemento, herramientas y mallas fueron algunos de los materiales que la comunidad recibió como incentivo por haberse comprometido a conservar sus bosques por los próximos 15 años, espacios donde no podrán realizar actividades agrícolas, quemas, tala de árboles, ni ninguna actividad que dañe estas zonas de recarga hídrica.
Todos los materiales fueron escogidos por la comunidad para crear un sistema de agua óptimo para que este líquido vital llegue los hogares de Candelaria, debido a que el sistema que tenían estaba en pésimas condiciones y el agua era cada vez menor. Fue así que todos los comunarios se pusieron manos a la obra y trabajaron en una nueva toma de agua, una cámara de sedimentación y una matriz para que pase por rio a la comunidad.
Alejandro relata que fue un trabajo extenuante, pues tenían que transportar todos los materiales al otro lado del rio donde se encuentra la vertiente, y subir por caminos improvisados y muy empinados cargando todo lo que transportaron primero en botes.
La mano de obra era la contraparte de la comunidad, pues para poder implementar un Acuerdo Recíproco por Agua es necesario tener a todas las instituciones y comunidades comprometidas e involucradas. En este caso, El Gobierno Municipal de Guanay y la Fundación Natura Bolivia pusieron los recursos económicos para la compra de los materiales solicitados, pero la comunidad también debía formar parte activa de este proyecto de mejora de sus sistemas de agua, por lo que los comunarios trabajaron en la construcción del sistema, que tuvo la supervisión de un ingeniero civil.
Este trabajo impulsado principalmente por la Cooperativa de Agua de Guanay, fue un trabajo muy satisfactorio que mejorará la calidad de vida de la comunidad, pero Alejandro no se queda tranquilo con encontrar este beneficio solo para Candelaria, el busca ser un líder que impulse la conservación en todo su municipio, es por eso que decidió viajar a Coroico para participar de la Escuela ARA, al que asisten autoridades y técnicos de los municipios de Caranavi, Palos Blancos, Coroico, Guanay, Alto Beni, Yanacachi y Coripata, para trabajar entre todos en el resguardo de las preciadas fuentes de agua que abundan en la región yungueña pero que año tras año bajan su caudal.
Todos ellos, a la cabeza de sus alcaldes, y ante la preocupación por la escasez el agua, hoy se convierten en un regimiento protector de nuestra naturaleza impulsando la implementación de Acuerdos Recíprocos por Agua y la creación de áreas protegidas en sus municipios.
Alejandro se pone de pie y en idioma leco se dirige ante todas las personas que asisten a la Escuela ARA para expresar su agradecimiento por el apoyo para materializar el proyecto y para manifestar su compromiso en el trabajo hacia la protección de sus vertientes. El es una de las pocas personas que aun hablan el idioma leco, reconocido por la constitución política del estado pero que está al borde de la extinción.